De apuntes, diarios y libretas de escritores

libretaslomoPoco antes del verano me encontré en el salón de mis padres un cuaderno de esos de colegio que hojeé por encima y cerré en cuanto me di cuenta de que había páginas enteras escritas con la letra de mi madre. Al verme con él en la mano, mi madre me dijo que era su diario de recuerdos. Que escribía un ratito cada día sobre lo que había hecho dos o tres días antes, porque se lo había recomendado su doctora como prevención contra la demencia senil o el Alzheimer. En mi familia, la memoria es un asunto delicado. En su cumpleaños le regalé una libreta preciosa de la firma Paperblank en las que da gusto escribir. Al menos, a mí.

Me encantan las libretas. Toda mi vida he tenido una cerca. La primera fue a los nueve años, un diario en piel verde que me regalaron por mi comunión y donde empecé a escribir con una constancia que asusta a esa edad, hasta los diecisiete años. Supongo que en esa época los diarios son el diálogo que mantienes contigo misma en la construcción de tu identidad. Los he releído no hace mucho y  me asombré de ver la evolución desde aquellos pensamientos infantiles tan ingenuos y sencillos, a los más enrevesados, maduros e íntimos de la adolescencia.

Desde entonces he tenido otras muchas libretas que he utilizado como agenda-recordatorio, o como almacén de planes futuros,  o de ideas y apuntes de cosas que me llaman la atención para historias, o como diarios de viaje donde voy guardando tickets, direcciones, precios, tarjetas… O por el simple gusto de tenerlas. Hace muchos años, en uno de mis viajes, me traje un cargamento de Nepal hechas de un precioso papel artesano con idea de venderlas entre mis amigas y sacarme un dinerito extra, pero terminé quedándome casi todas. Me daba muchísima pena desprenderme de ellas. Y todavía hoy me encuentro alguna rodando por casa.

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Libreta de Rosa Montero

Ahora suelo utilizar las tipo Moleskine, siempre llevo una en el bolso. Y tengo otra un poco más grande para cuando me desvelo por la noche por alguna cuestión que me obsesiona, alguna trama que se resiste, alguna escena que se me ocurre, o para apuntar citas o notas rápidas. Intento ser ordenada, pero es imposible, al final son bastante caóticas. Por eso jamás podría hacer como Rosa Montero, que ha donado ocho libretas de notas manuscritas a la Biblioteca Nacional, usadas para crear novelas como “Te trataré como una reina” o “La hija del Caníbal”. Cuando leí la noticia, fui corriendo a ver si podía cotillear qué tipo de notas tomaba, qué guardaba y cómo  (siempre me ha gustado leer sobre cómo germina una novela, las ideas, los gráficos, los dibujos, los descartes…).

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Cuaderno de Proust

No me digáis que no tendríais curiosidad. Yo, toda la del mundo. Me encantaría cotillear las libretas de todos esos escritores o poetas o pintores o músicos o artistas en general, donde plasman sus ideas más locas o más geniales o más oscuras; sus bocetos; sus inspiraciones. La de Hemingway, la de Proust, la de Picasso, o el diario de Gauguin en Tahití o el cuaderno de viaje por el norte de Francia de Víctor Hugo.

Todo esa creatividad guardada entre las hojitas simplonas de esos cuadernos de papel que en el imaginario romántico de los escritores, nunca sustituirán a las aplicaciones móviles… al menos, de los que hemos crecido con el olor de los libros y los bolígrafos.

 

 

 

 

 

 

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4 comentarios en «De apuntes, diarios y libretas de escritores»

  1. ¡Hola! A mí siempre, siempre, me gustará el papel y me resisto a escribir o tomar notas en el móvil. A no ser, claro, que sea lo más cercano que tengo para hacerlo antes de que la idea mute o se me olvide. Yo no tengo tantas como me gustaría, pero ya tengo algunas con notas y otras que estoy seleccionando para una novela concreta.

    Muchas gracias por esta entrada, me ha encantado *-*

    Saludos.

    PD: yo también tuve un diario, pero en los últimos tiempos fui bastante inconstante >.<

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    • Hola Rocío! Dicen que el papel ayuda a pensar y escribir mejor… yo no sé, porque a veces es cuestión de cada cual y de sus costumbres, pero quizás la tinta sobre el papel ayuda a asentar la memoria. Muchas gracias por pasarte! 😉

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  2. Creo que, lo mejor del papel, es que inspira. Que nunca está de más tener el móvil o la tablet para tomar notas cuando estás en la cola del súper y no puedes sacar la libreta, pero como el papel…
    Personalmente, mientras escribo a mano puedo pensar en qué puede venir a continuación. Y eso hace que todo se complique (y divierta) un poco más.
    ¡Genial artículo! Te sigo ^__^

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    • Totalmente de acuerdo. A mí también me pasa lo mismo: el papel, por lo que sea, me ayuda a pensar. Incluso diría que le tengo “menos respeto” y flujo mejor, aunque parezca una contradicción. Somos unas nostálgicas, me temo. Muchas gracias por pasarte a comentar, Carla!

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